¡Qué vértigo!
Empecé a soñar en abandono
sin saber escenas, decorados,
aires, lluvias, personajes.
Y con todas las fuerzas de mis brazos
hundí mis dedos en los límites
donde el sueño observa mi vigilia.
No podía, ¿qué vértigo?,
soportar tu ausencia por más tiempo.
Y ahí estabas tú
en sonrisa sin sabiendo
y regresarte pude
al trance del durmiendo.
segunda-feira, 23 de março de 2009
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